
Retiro en la presa de Las Berceas

El principal problema de estos pedazos de ciudad fuera de la ciudad, es que por muy grande que pueda ser el conjunto, quede ridículo e insignificante en comparación con la naturaleza que lo rodea.
El edificio no trata de competir con las formas de la naturaleza, sino que se revela con claridad y orden en medio del desorden natural.
La simetría es una imposición voluntariosa, y cuando se trata de luchar con quien es inmensamente más fuerte, la imposición es ridícula, por ello se ha optado por una forma clara en la zonas comunes, y se ha roto con la simetría que pudiese generar con las formas interiores. En las viviendas se apuesta por la repetición de un módulo con pequeñas variantes para dar ritmo al edificio superior.
La entrada principal se ha puesto por el noroeste (la parte trasera) de tal forma que al aproximarnos, debemos subir para buscar la entrada. A la altura del camino que lleva a las piscinas, vemos el edificio desde abajo, donde las zonas comunes quedan tapadas por las viviendas y estas complementan la imagen de los bolos de granitos existentes. Rodeando uno de estos bolos de granito, y siguiendo subiendo encontramos el edificio en su lado mas corto. al aproximarnos encontramos la entrada principal.
La dualidad de materiales no intenta competir con la naturaleza, sino que la sigue. El edifico común de madera y vidrio, es mas permeable y recuerda a los troncos de los árboles y el matizado que se produce entre ellos. Las viviendas corresponden con la dureza del terreno de la sierra.
El terreno se amolda a esta construcción dibujando terrazas en la parte mas imclinada. Las viviendas hacen de contención del terreno que soporta las zonas comunes. Una vez mas la tierra sostiene los árboles.
Proyecto tutelado por Javier Frechilla, Unidad Frechilla-Santamaría, nivel P6
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